domingo, 31 de marzo de 2013

La importancia de elaborar un proyecto de vida


LA IMPORTANCIA DE UN PROYECTO DE VIDA
Cuando un hombre o una mujer tienen un proyecto de vida, cuando concibe un proyecto acerca de su ser personal, él mismo, ella misma, se proyecta, se lanza con armas y bagaje a la realización de ese proyecto porque se ha comprometido con él. Entonces ese proyecto pasa a ser vida vivida, fin de la existencia, compromiso radical y profundo. Y con un talante decidido se impide que haya la mas mínima fisura que lo debilite o tuerza. Sin proyecto, damos bandazos y acabamos en la frustración.
Elegir un proyecto, proponerse una meta, implica excluir cosas que no encajan en él, que no son de nuestro estilo, que no caben en nuestro programa. Elegir implica renunciar. Cuando hay una conducta motivada por un proyecto, uno se alegra de las renuncias que conlleva, porque está comprometido con la elección por la que ha optado.
Esta es la manera de enriquecer la personalidad. De lo contrario vamos dando vueltas a las cosas a las que hemos renunciado, o esquivando el bulto al compromiso asumido, y así la elección –el ejercicio de la libertad- no tiene mucho sentido. Así las circunstancias nos llevan por dónde no queremos ir. Pero no porque sean más fuertes que nosotros, sino porque nos rendimos, porque nuestro proyecto no tenía fuerza, porque carecía de garra y de los valores necesarios. Puede suceder que uno lleve arrastrándose por este mundo durante cincuenta años y todavía no sabe qué está haciendo en él. Sencillamente, porque no ha sabido qué hacer consigo mismo.
Cómo saber qué hacer
Para saber qué hacer consigo mismo, y hacerse un proyecto coherente y satisfactorio, es preciso conocerse a sí mismo; tarea no fácil. Se cometen muchos errores, en este sentido. Hay muchos chicos que descubren a los cuarenta años la gran capacidad que tienen para aprender, por ejemplo, ruso. Pero nadie les ayudó a descubrir que tenían esa capacidad de modo innato. Se cometen muchos errores en el conocimiento propio por estimarse a la baja, es decir, por infraestimación.
En este aspecto, la pedagogía de padres y profesores se ha equivocado con frecuencia. No hemos descubierto los valores positivos que tenían nuestros hijos o alumnos. No hemos puesto el rodrigón para que crecieran en sus valores innatos. “¡Lucha contra tus defectos!”, hemos dicho, cuando por cada defecto arraigado en ese joven hay cinco, seis, diez, veinte, cien valores dominantes –cien rasgos positivos, cien dones que le han regalado- que son los que hay que desarrollar. Esa persona, quizá lo ha pasado mal tratando de erradicar un defecto, por ejemplo, el desorden: está todo el día peleándose con el armario, no sabe donde poner los zapatos, los calcetines, etc.; y, sin embargo, le hubiera costado poco desarrollar otros valores que tenía en estado potencial o ya muy crecidos como, por ejemplo, la magnanimidad, la puntualidad, la simpatía, la constancia, la generosidad.
Con muy poquito esfuerzo hubiera crecido en un montón de virtudes y hubiera hecho felices a muchas personas. Pero como nadie se los mostró, no ha crecido. Y tienen un concepto negativo, pésimo, de sí mismo, porque sabe que es un desordenado, y cree que es un desastre, que siempre tiene los libros arrugados...Tienen una pésima imagen de sí mismo, pero es que nadie le ha descubierto el lado positivo que tenía y en el que, con tanta facilidad, podía crecer.
Luchando de una manera negativa casi nunca se consiguen virtudes. Desarrollando los valores positivos que cada persona tiene y libremente quiere desarrollar, con ayuda de los demás, es como se logran las virtudes, que es lo que hace valiosas a las personas. Hay que acabar con la pedagogía varada en lo negativo, porque sólo es compatible con el más radical pesimismo antropológico. Lo cierto es que la persona, hombre o mujer, es una maravilla; cada persona es única, irrepetible e insustituible. Y, además, está dotada de muchos más rasgos positivos que negativos. 

1. Define tu misión personal
Por “misión” deberás entender “la razón o propósito de ser o de existir”. Por lo general, al establecer una misión hay que tener en cuenta lo siguiente:
- Describir lo que puedes dar: amor, comprensión, amistad, etcétera.
- Describir tus fortalezas: experiencia, saber relacionarte, prestigio, etc.
- Describir tus valores o virtudes: honestidad, responsabilidad, orden, entre otros.
- Describir con estos tres aspectos a quién beneficiarás.
Con estos elementos podrás determinar quién eres y establecer qué clase de persona deseas llegar a ser.
2. Determina la visión de tu vida a través del tiempo
La “visión” define y establece el destino o rumbo que deseas tener. Es importante tener claro este aspecto, porque es lo que nos impulsará a triunfar. En otras palabras, visión es tener un fin en tu mente para lograr en el corto, mediano o largo plazo, el ideal propuesto. Por ejemplo, ¿quieres terminar una carrera universitaria?, ¿deseas ser médico y tener tu propia clínica?
3. Identifica tus valores o virtudes
Reflexiona sobre cuáles son los valores o virtudes que te hacen sentir satisfecho contigo mismo. ¿Eres honrado contigo mismo y con los demás?, ¿eres respetuoso con las personas mayores, con tus padres y maestros?, ¿sientes que cumples con tus responsabilidades como estudiante, empleado, jefe o empresario? Examina tu comportamiento ante los demás y reconoce aquellas acciones con las cuales haces el bien a tu prójimo y a ti mismo.
4. Reconoce tus fortalezas y limitaciones 
Conociendo tus fortalezas y limitaciones (aprovechando lo bueno y eliminando lo malo) se te facilitará el establecimiento de metas, retos, ideales o sueños, lo que te pondrá en camino de lograr el éxito deseado.
Elabora una lista de tus capacidades, analízalas y sácale jugo a la que creas que puedes desarrollar más. Si, por otro lado, eliges alguna debilidad o limitación, que puede ser muy importante para tu transformación, conviértela en fortaleza. Por ejemplo, si tienes habilidades para la música, la pintura, las ventas, la mecánica u otras actividades, llévalas a cabo con pasión y persistencia, porque sólo así podrás sobresalir y alcanzar el éxito. A este respecto baste citar el caso de Thomas A. Edison, un incansable genio autodidacta (es decir, la mayor parte de su vida estudio por sí mismo), inventor del foco, del telégrafo, del micrófono, del proyector de películas, entre otros tantos descubrimientos.
5. ¿Cómo establecer metas o compromisos?
Una meta es un fin, un propósito que buscas para definir un camino a seguir, o bien es algo hacia lo que dirigimos nuestros esfuerzos. Es importante que las metas estén basadas en lo que desees obtener o decidas hacer en y con tu vida.
Se pueden establecer metas en diferentes aspectos de la vida, por ejemplo en lo tocante a: la familia, la autoestima, la salud, la capacitación, el trabajo, la religión, la carrera profesional, los viajes, las relaciones personales, lo económico, etcétera.
Al fijarse una meta es conveniente anotarla, pues esto permite reflexionarla, además de que se signa un compromiso. Teniendo en cuenta uno de estos aspectos, por ejemplo la familia, se puede fijar una meta diciendo: “en esta semana pondré todo lo que esté de mi parte para tener más y mejor comunicación con mi familia”.

6. Acciones para obtener tus metas
- Plan de acción. Establece una planeación de tu vida con base en metas.
- Cree en ti mismo, en tus fortalezas, en lo que pretendes lograr.
- Piensa en un resultado. Es necesario que visualices, que sientas, que de algún modo vivas aquello que estás tratando de conseguir. (Siéntelo como si ya lo hubieras logrado).
- Tiempo. Establece fechas para la consecución de resultados.
- Automotivación. Busca información que te anime a alcanzar tus metas.
- Responsabilidad. Responsabilízate por tener resultados.
- Perseverancia y acción. Persiste con mucho entusiasmo en el camino que quieres seguir.
Por “misión” deberás entender “la razón o propósito de ser o de existir”. Por lo general, al establecer una misión hay que tener en cuenta lo siguiente:
- Describir lo que puedes dar: amor, comprensión, amistad, etcétera.
- Describir tus fortalezas: experiencia, saber relacionarte, prestigio, etc.
- Describir tus valores o virtudes: honestidad, responsabilidad, orden, entre otros.
- Describir con estos tres aspectos a quién beneficiarás.
La “visión” define y establece el destino o rumbo que deseas tener. Es importante tener claro este aspecto, porque es lo que nos impulsará a triunfar. En otras palabras, visión es tener un fin en tu mente para lograr en el corto, mediano o largo plazo, el ideal propuesto. Por ejemplo, ¿quieres terminar una carrera universitaria?, ¿deseas ser médico y tener tu propia clínica?
Reflexiona sobre cuáles son los valores o virtudes que te hacen sentir satisfecho contigo mismo. ¿Eres honrado contigo mismo y con los demás?, ¿eres respetuoso con las personas mayores, con tus padres y maestros?, ¿sientes que cumples con tus responsabilidades como estudiante, empleado, jefe o empresario? Examina tu comportamiento ante los demás y reconoce aquellas acciones con las cuales haces el bien a tu prójimo y a ti mismo.
Conociendo tus fortalezas y limitaciones (aprovechando lo bueno y eliminando lo malo) se te facilitará el establecimiento de metas, retos, ideales o sueños, lo que te pondrá en camino de lograr el éxito deseado.
Elabora una lista de tus capacidades, analízalas y sácale jugo a la que creas que puedes desarrollar más. Si, por otro lado, eliges alguna debilidad o limitación, que puede ser muy importante para tu transformación, conviértela en fortaleza. Por ejemplo, si tienes habilidades para la música, la pintura, las ventas, la mecánica u otras actividades, llévalas a cabo con pasión y persistencia, porque sólo así podrás sobresalir y alcanzar el éxito. A este respecto baste citar el caso de Thomas A. Edison, un incansable genio autodidacta (es decir, la mayor parte de su vida estudio por sí mismo), inventor del foco, del telégrafo, del micrófono, del proyector de películas, entre otros tantos descubrimientos.
Una meta es un fin, un propósito que buscas para definir un camino a seguir, o bien es algo hacia lo que dirigimos nuestros esfuerzos. Es importante que las metas estén basadas en lo que desees obtener o decidas hacer en y con tu vida.
Se pueden establecer metas en diferentes aspectos de la vida, por ejemplo en lo tocante a: la familia, la autoestima, la salud, la capacitación, el trabajo, la religión, la carrera profesional, los viajes, las relaciones personales, lo económico, etcétera.
6. Acciones para obtener tus metas

6. Acciones para obtener tus metas
- Cree en ti mismo, en tus fortalezas, en lo que pretendes lograr.
- Piensa en un resultado. Es necesario que visualices, que sientas, que de algún modo vivas aquello que estás tratando de conseguir. (Siéntelo como si ya lo hubieras logrado).
- Tiempo. Establece fechas para la consecución de resultados.
- Automotivación. Busca información que te anime a alcanzar tus metas.
- Responsabilidad. Responsabilízate por tener resultados.
- Perseverancia y acción. Persiste con mucho entusiasmo en el camino que quieres seguir.

Elegir y renunciar
1. Define tu misión personal
Con estos elementos podrás determinar quién eres y establecer qué clase de persona deseas llegar a ser.
2. Determina la visión de tu vida a través del tiempo
3. Identifica tus valores o virtudes
4. Reconoce tus fortalezas y limitaciones 
5. ¿Cómo establecer metas o compromisos?
Al fijarse una meta es conveniente anotarla, pues esto permite reflexionarla, además de que se signa un compromiso. Teniendo en cuenta uno de estos aspectos, por ejemplo la familia, se puede fijar una meta diciendo: “en esta semana pondré todo lo que esté de mi parte para tener más y mejor comunicación con mi familia”.
- Plan de acción. Establece una planeación de tu vida con base en metas.